El obispo se desdice
Para
entonces —a la chita callando— el Arzobispo ya se había desdicho. Cuatro días después de haber
presentado sus alegaciones a la Resolución de la Alcaldía, esto es el 7 de
noviembre, tanto ésta como aquél suscribieron un «Acuerdo
del Ayuntamiento de Pamplona y del Arzobispado de Pamplona y Tudela en relación
la Resolución de Alcaldía de 1 de septiembre de 2016 por la que se incoó
expediente para la clausura del cementerio situado en el Monumento a los Caídos». Acuerdo en el
que, tras reconocerse mutua capacidad de obrar, establecían las 5 condiciones «que tendrán que respetarse para ejecutar la
Resolución de la Alcaldía que apruebe definitivamente el expediente incoado […]» y «considerando
que dichas exhumaciones deben realizarse en el marco adecuado, es decir con
absoluto respeto tanto a los restos de las personas que se encuentran
enterrados como a sus familias». Y finalizaba el
acuerdo:
«La
contraprestación por parte del Arzobispado a dichas garantías es el
aquietamiento a la resolución del Ayuntamiento que ponga fin a las alegaciones,
y en consecuencia no será recurrida la misma ante el Juzgado Contencioso
Administrativo.»[1]

Diario de Navarra publicó el
jueves día 13: «El arzobispo de Pamplona,
Francisco Pérez, ha asegurado que él no se opone a la exhumación de los restos
de los generales Mola y Sanjurjo y de otras seis personas de la cripta del
Monumento a los Caídos y ha señalado que "son las familias las que tienen
la autoridad".[…]
»Así, ha remarcado que el
Arzobispado "no prohíbe actuar, sino que deja que sean las familias
quienes decidan". En este sentido, ha señalado que "para ello se
requiere un permiso civil, en este caso del Ayuntamiento, y un permiso
eclesiástico, que es la Iglesia que tiene esa cripta que está consagrada".
Por tanto, ha agregado, "tiene que haber ese doble permiso".
»Asimismo, Francisco Pérez
ha querido dejar claro que desde los años 80 la Iglesia ha trabajado por
"todos los que están en las cunetas y todas las personas que están sin
duda en una situación indigna" para llevarles a un cementerio, "a un
lugar digno, tal y como quieren las familias".
»"Y yo apuesto por eso,
no me opongo, al revés, si las familias nos piden un funeral lo celebramos y
los sacerdotes de Navarra dignamente lo han hecho desde los años 80, cuando ha
venido todo esto, después ha venido la ley de Memoria Histórica, y me parece
justo que se haga", ha aseverado.
»Ha señalado, además, que
"todo lo que es aquello que pueda dignificar a las familias, sean de una
situación o sea de otra, el Arzobispado está por ello". "Es más, en
mi corazón está todos los días rezar por todos. Todos los navarros están en mi
corazón", ha resaltado Francisco Pérez, para señalar que "si alguna
vez no lo he hecho bien" él pide perdón. "Que quede claro que no me
opongo absolutamente. Yo quiero hacer lo mejor y, sin duda, por el bien de
Navarra", ha subrayado».[2]
Ni cripta ni capilla
Y
añadía el citado Diario: «Preguntado por
la petición de comunidades de base de Navarra para que el Arzobispado retire
las alegaciones y renuncie al usufructo de la cripta, Pérez ha indicado que
"todo eso lo tenemos que ir viendo", ya que "ni mucho menos es
una cuestión cerrada". "Todas estas cosas requieren hablar y
comentar", ha argumentado. Ha afirmado, además, que ya se verá qué pasa
después de que se exhumen los restos, teniendo en cuenta que "lo más
seguro" que la cripta "ya dejará de ser una capilla". "Pero
son cuestiones que hay que hablar y hay que ver tranquilamente", ha
concluido».
Es
decir, el prelado, a quien la feligresía le echaba en cara su escasa presencia
de ánimo para haber sido un clérigo de origen castrense, se armaba un lío
tratando de explicar públicamente —sin hacerlo— su no-protagonismo en las exhumaciones, la falsa incompetencia
eclesiástica en la cripta, el probable fin del usufructo vitalicio, bien por
renuncia al mismo o porque la piqueta iba a echar abajo la Basílica, que la
Iglesia ofrece sufragios por tirios y troyanos, etc. Nada de esto ha pasado
inadvertido a los fieles católicos.
Filántropos para la ocasión
Hasta
el “Ateneo Basilio Lacort” (famoso masón pamplonés del XIX) salió al paso de
Francisco Pérez: «El obispo, excapellán
castrense, tiene que saberlo mejor que nadie: Mola y Sanjurjo fueron golpistas.
El segundo reincidente y el primero, un individuo que solo podrá figurar en una
guía oficial de genocidas impenitentes. Ambos se rebelaron contra un Gobierno
democrático elegido por sufragio universal y por voluntad popular. Esto no
significa que el único responsable, grande y libre del genocidio perpetrado en
Navarra fuese Mola Vidal. Fue el vértice de una pirámide formada por carlistas
y falangistas, pero, también, aupado por las oligarquías socioeconómicas de la
provincia. […]».[3]
[1] AMZ/FZ/JAZC-MC-2016-7-IX-Convenio
Alcalde-Arzobispo.
[2] Cfr. http://www.noticiasdenavarra.com/2016/10/13/sociedad/
navarra/el-arzobispo-de-pamplona-las-familias-de-mola-y-sanjurjo-deben-decidir-sobre-las-exhumaciones
Consultado el 14 de octubre de 2016.
[3] Cfr. noticiasdenavarra.com/2016/10/13/opinion/
tribunas/el-obispo-y-la-violencia-simbolica
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