lunes, 19 de noviembre de 2018

Del dicho al hecho


Por fin, no sin cierta prevención, he leído el libro de Mercedes Vázquez de Prada, El final de una ilusión. Auge y declive del tradicionalismo carlista, que obtuvo el XIV Premio Internacional Luis Hernando de Larramendi. Estuve también presente en su presentación en el Nuevo Casino de Pamplona, a la que asistió un buen número de personas de la órbita del carlismo y de la universitaria. Incluso saqué la fotografía que ilustra estas líneas.

Digo con prevención, que no prejuicio, sino suspicacia, porque cuando te narran lo que en gran parte has vivido, la base documental refleja en gran medida la diferencia que hay entre el dicho y lo hecho. Por eso quiero puntualizar algún extremo que me ha llamado fuertemente la atención. 


A partir de la página 322, bajo el epígrafe Elecciones de procuradores familiares dice textualmente la autora que «José María Zavala aprovechó las elecciones de procuradores familiares para fortalecer su política». Añade de su coleto: «A pesar de que los procuradores familiares fueron en su mayoría “oficiales”, llevaron un aire nuevo a las Cortes y realizaron una tarea de cierta oposición al Gobierno, tanto dentro de la Cámara, como a través de las llamadas “Cortes Trashumantes” que se pusieron en marcha el año siguiente.

»Zavala se lanza a hacer una intensa campaña. Él es quien dirige la Comunión mientras Valiente le informa y se pliega a sus decisiones. […] Zavala decide también que las elecciones deben prepararse en Madrid, ya que de hacerlo en provincias sería, en su opinión, perder el tiempo. Para la campaña electoral piensa utilizar El Pensamiento Navarro».

[…]

»Zavala desarrolla una actividad frenética en provincias de cara a las elecciones de procuradores. A pesar de ello, los carlistas serían pronto neutralizados al entrar procuradores franquistas que bloqueaban las propuestas»Y cita en nota al pié de página la Ley Orgánica del Estado (LOE), entera.

[…]

»La presión llega a Valiente por parte de las provincias, que denuncian los manejos de José María Zavala y la situación de crisis en que se halla la Comunión. […]» Y cita los casos de Aragón y Barcelona a partir de dos cartas dirigidas a José María Valiente.

Sigue con Navarra, transcribiendo una carta de Javier Astráin a Valiente, fechada el 17 de octubre de 1967. Escribe la autora: «Desde Navarra Javier Astráin confirma cómo se va cumpliendo el mismo programa. La Comunión no va, según dice, por buenos derroteros: El Pensamiento no ha querido traer la lista completa de las elecciones en los pueblos en los que Zubiaur tenía influencia, como es San Martín de Unx, de donde es su madre y también él se considera como de allí. No le han votado casi a Goñi, también ha tenido una espléndida votación en Corella, feudo del diputado foral anti carlista Asiáin. Por esto se ha evitado la publicación oficial de los datos que el mismo Pascual [a la sazón director del periódico] había prometido y se ha hecho siempre… pero amigo, los “dueños” del periódico, léase Baleztena, querían taparle. Respecto a la candidatura de Fagoaga cree que se retirará, porque no tiene nada que hacer. A pesar de que esta vez tenemos varios compromisarios, tiene muy mal ambiente. Lo que a mi juicio deberían hacer es tratar los candidatos unidos de derribar al gubernamental, Sr. Mosso, no por gubernamental, sino por anti carlista, anti fuerista y liberal. No en balde ostenta el título de conde de Espoz y Mina. Debieran apoyar a García Sáez, muy afín nuestro (sobrino carnal de Joaquín Beunza) que a mi juicio tendrá posibilidades de salir y aunque no tiene filiación política determinada es anti juanista y llegado el caso, iría con nosotros”».


Hasta aquí la cita. Como digo, a mí me gustaría puntualizar algunos extremos sin sacarlos de su propio contexto:

1. «José María Zavala aprovechó las elecciones de procuradores familiares para fortalecer su política». Me imagino a ésta como una pretensión, porque el resultado electoral nacional fue un fiasco para el Carlismo y para la trayectoria que llevaba el “zavalato”.

2. Cierto es que la mayoría de los procuradores familiares fueron “oficiales”, matizando esta palabra en el sentido de que ostentaban cargos oficiales o habían sido patrocinados por la Secretaría General del Movimiento, los Sindicatos verticales, los entes locales, o cooptados por Franco, etc. Pero no es cierta la afirmación genérica de que aquéllos «llevaron un aire nuevo a las Cortes…»pues solo fueron los “trashumantes” (una veintena) quienes lo hicieron, a contrapelo de sus compañeros “estabulados” (95), hasta que fueron reprimidos por el Gobierno. Esos “trashumantes” fueron de raíz carlista y, más concretamente por hacer justicia— estuvieron propulsados por el llamado “grupo de Pamplona” en él figuraban también procuradores no carlistas— que les insufló el que fuera llamado por la prensa “espíritu de Pamplona”.

3. La afirmación «Zavala se lanza a hacer una intensa campaña» electoral se contradice con la última frase del mismo párrafo: «Zavala decide también que las elecciones deben prepararse en Madrid, ya que de hacerlo en provincias sería, en su opinión, perder el tiempo»No es que fuera perder el tiempo, ¡es que por dejadez y porque le venían grandes— no tuvo tiempo para prepararlas!. Lo demuestran los siguientes hechos:

Taimadamente, el 8 de agosto, decretó la Presidencia del Gobierno que las elecciones de procuradores de Representación Familiar tendrían lugar el 10 de octubre siguiente, con lo que los candidatos sólo dispondrían de dos meses para preparar su proclamación como candidatos y hacer campaña electoral. Con tan estrecho margen de tiempo, la Junta Suprema de la CT difundió una nota oficial dirigida a los Jefes Regionales, fechada el 1 de septiembre, en la que animaba a los carlistas a presentarse a dichos comicios, pero a título personal. Había perdido un mes elucubrando acerca de si era o no oportuno concurrir. El 23 de septiembre, desde la Secretaría General enviaron una nota con los “Puntos importantes a tener cuenta” en las elecciones. Entonces solo quedaban 17 días para unas elecciones que nadie podría afrontar, salvo que tuviera una fuerte y perfecta organización y unos jefes que no dudaran. Guipúzcoa le echaban en cara a Antonio Arrúe que “manejaba” las elecciones— y Navarra no esperaron instrucciones. Sólo en ésta, temiendo un pucherazo, pudieron designarse 525 interventores de mesa, aparte de los apoderados. Ni que decir tengo que las Juntas carlistas de Merindad y las locales estuvieron totalmente implicadas. De este modo, gracias a una contundente organización, entre los guipuzcoanos Antonio Arrúe y Manuel María Escudero y los navarros Auxilio Goñi y José-Ángel Zubiaur, más el jerezano Baldomero García, pudieron constituir una minoría carlista, que no podía ser tal porque así lo había decidido la Junta Suprema. ¡5 carlistas entre más de 500 procuradores! Un delito de lesa Comunión.

4.«Para la campaña electoral piensa utilizar El Pensamiento Navarro». Si en ello pensó, hubiera sido una insensatez: ¿Hacer la campaña electoral de pongamos por casoTeruel con un diario de Pamplona, con las limitaciones técnicas que el periódico además tenía? Un pensamiento sandio.

5. La verdad fue que ese frenesí electoral provinciano de Zavala ni se notó. ¿Cómo pudo padecerlo si ya se ha escrito— había determinado «que las elecciones deben prepararse en Madrid, ya que de hacerlo en provincias sería, en su opinión, perder el tiempo»?. Parece contradictorio, creo. En Navarra, desde luego, ni le vimos.

6.«A pesar de ello, los carlistas serían pronto neutralizados al entrar procuradores franquistas que bloqueaban las propuestas». No entiendo qué se quiere decir en esta frase y menos citando la LOE por entero. Neutralizados, es decir anulados, ¿dónde? ¿en las listas electorales?, ¿cómo?, ¿al entrar en qué espacio?, ¿en la Cámara?; ¿bloquear propuestas?, ¿de candidatos?. ¿No será más bien otra cosa?

Para ser candidato, aparte de las condiciones generales exigidas por la ley, se requería ser propuesto por cinco procuradores en Cortes o por mil firmas autenticadas de electores cabezas de familia o mujeres casadas. Recoger y autenticar mil firmas llevaría bastante tiempo y si los procuradores franquistas no querían firmar o ya tenían comprometidas sus firmas… Claro, de ahí el bloqueo. Reitero, por tanto, lo dicho en el punto 3: ¡la Secretaría General Zavala y sus muchachos— llegó tarde para preparar las elecciones!

7. «La presión llega a Valiente por parte de las provincias, que denuncian los manejos de José María Zavala y la situación de crisis en que se halla la Comunión. […]» Es preciso matizar aquí que una cosa era la burocracia de la CT fuertemente criticada— y la línea de gobierno abandonada o que no gustaba a los “zavalistas”— y otra bien distinta  los carlistas, el pueblo soberano. Porque éste estaba en su sitio y entusiasta, como lo demostró en los actos multitudinarios organizados no solo en Montejurra, Quintillo, Valvanera… sino en las conferencias que, por ejemplo, dieron mi padre o Auxilió Goñi, Santiago Coello, o Raimundo de Miguel (cito de memoria) en Baleares, Madrid, Valladolid, Bilbao, Valencia… a gentes absolutamente enfervorecidas. De ahí la crítica a la ausencia de “jefes” que les condujeran. La Junta Regional del Reino de Valencia, por ejemplo, protestó ante el propio don Javier de Borbón por el “zavalato”, pero mantuvo una perfecta organización, unos magníficos medios de difusión, disciplina y lealtad a las ideas.

8. Sobre las alusiones a Navarra a partir de la carta de Javier Astráin a José María Valiente, distingo dos partes. Una primera en la que se refiere a la organización de la CT en Navarra y otra en que da cuenta de las elecciones de procuradores familiares. Hay que poner en claro que en esa fecha Astráin ya no era Jefe Regional de Navarra, sino Miguel de San Cristóbal Ursúa.

Sobre la organización de la CT en Navarra Astráin no dice la verdad, porque sabía que era cuasi perfecta. Mi padre recibió en 1955 el encargo regio de poner orden en ella, como lo hizo. Ello le granjeó sinsabores con el entonces Jefe Regional Joaquín Baleztena, especialmente cuando, después de un vacío de poder, se designó Jefe Regional a Javier Astráin, de cuya Junta era Secretario José-Ángel Zubiaur Alegre. Esto lo debería recordar la autora, porque intervino al parecer-- en la elaboración de la ficha biográfica de Javier Astráin Baquedano, que publica el blog de la Real Academia de la Historia, donde se dice justamente lo contrario.[1]

Acerca de las elecciones Astráin tampoco dice la verdad y se arma además un lío. Su carta está fechada el 17 de octubre de 1967, es decir, 7 días después de haberse celebrado los comicios, por lo que sabía su resultado: triunfó la candidatura carlista con un amplio margen sobre los patrocinados gubernamentales. Contra lo que dice, las listas con los resultados, pueblo por pueblo, fueron publicadas por El Pensamiento Navarro.




[1]Dbe.rah.es/biografías/65166/francisco-javier-astrain-baquedano. [consulta del 19 de noviembre de 2018] Esta nota no resulta del todo cierta porque mezcla tiempos, encargos y realizaciones.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Ni Pío Cabanillas


Entre la documentación de  José-Ángel Zubiaur Alegre, mi padre, se encuentran [1] ocho folios manuscritos y firmados el 12 de octubre de 1991, en los que da cuenta, bajo el título Pío Cabanillas en su época de complaciente procurador en Cortes, del incidente protagonizado por ambos en la Comisión de Leyes Fundamentales y Presidencia,  nada más empezar la IX legislatura de las Cortes Españolas del período que se ha dado en llamar “franquista” de nuestra reciente historia (1939-1975).

Se evoca en ellos la discusión en el seno de las Cortes del Proyecto de Ley de Secretos Oficiales de 1968, cuya autoría se atribuía sin dudarlo al equipo de Manuel Fraga Iribarne. Tras su aprobación por el Gobierno [2], fue remitido a las Cortes para su estudio y en su caso enmienda en la expresada Comisión. La ponencia encargada de ello estaba presidida por Emilio Lamo de Espinosa [3]. El incidente que se narra tuvo lugar el primer día de debate en la tan repetida Comisión, es decir el 28 de febrero de 1968.

Todas las enmiendas presentadas al proyecto, tanto a la totalidad como al articulado fueron rechazadas, excepto la formulada por Jaime Campany y Díaz de Revenga, que a su condición de Procurador Familiar  por Murcia unía la de acreditado periodista [4]. Campany enmendaba el párrafo 2º del artículo 4 del proyecto, referente a la competencia de los gobernadores civiles para calificar asuntos como secretos oficiales, y obtuvo el número suficiente de votos en la Comisión como para ser defendida ante el Pleno de la Cámara.  “Rotundo en sus consideraciones, aplastante en su lógica” con “argumentos [...] incontestables” calificaba su enmienda el editorialista del diario El Alcázar.[5]

Quien, a su vez, defendió en el Pleno el dictamen de la Comisión, que no se alejaba del proyecto del Gobierno, fue Torcuato Fernández Miranda [6]. La enmienda al artículo pasó a mejor vida y el dictamen fue aprobado como ley con 259 votos a favor y 78 en contra, entre los que se contaban el del propio Campany, Marrero Portugués [7]Esperabé de Arteaga [8]Zubiaur Alegre, Lucio del Álamo [9]Serafín Becerra [10]Joaquín Luaces Saavedra [11]Antonio Arrúe Zarauz [12], es decir de procuradores “transhumantes” y algunos otros. Se dio el caso de que otros periodistas votaron afirmativamente a la ley, como Emilio Romero [13], director de Pueblo, con quien Campany medió palabras en los pasillos, mientras que Torcuato Luca de Tena, de ABC [14], estaba precisamente ausente.[15]

La ley 9/1968, de 5 de abril, de Secretos Oficiales fue publicada por el Boletín Oficial del Estado número 84, de 6 de abril, con entrada en vigor al día siguiente de su publicación. Esta ley es la todavía vigente. Sufrió una modificación por la ley 48/1978, de 7 de octubre (BOE nº 243, de 11 de octubre de 1978) y está pendiente estos días en el Parlamento una proposición de ley del Partido Nacionalista Vasco para su reforma.

Sigue la transcripción de los folios de que se trata, debiendo advertir al lector que las notas son de quien los edita.


SOBRE PIO CABANILLAS EN SU ÉPOCA DE COMPLACIENTE PROCURADOR EN CORTES

¡Ha fallecido Pío Cabanillas Gallas[16] Que Dios lo tenga en su gloria. Ahora todo son elogios. No seré yo quien se los discuta y escatime. Que respondan de ello los firman antes. Yo lo conocí en las Cortes Españolas, en la legislatura de 1967-1971, en la que yo estaba como representante de Navarra, elegido por los Cabezas de Familia, en la primera ocasión en que éstos fueron al Palacio de la Carrera de San Jerónimo, después de haber derrotado a la candidatura gubernativa de Ezponda y  Uranga.[17] 

Mi compañero de escaño era Auxilio Goñi. Ambos habíamos “metido mucho ruido” desde que el pueblo nos eligió hasta que fuimos a las Cortes, en Madrid. Las Cortes, constituidas desde 1941 [en realidad desde 1942, año en que se promulgó la Ley creativa] con poca variación de personas, estaban fosilizadas en tres tercios: Movimiento, Corporaciones Locales y, ahora, Representación Familiar. Pero en todos ellos funcionaba el “dedo” en los nombramientos, de manera escandalosa. Pero por excepción bien significativa, nos salvamos, a puro de ser fuertes, como dicen los castizos, unos cuantos procuradores familiares, quizá la docena, a los que por ir de acá para allá con rabiosa independencia del Gobierno aun antes de acudir a las Cortes, nos dieron en llamar los “trashumantes”. Motor de esa transhumancia éramos [Auxilio] Goñi [Donázar] y yo, navarros, [Jesús] Esperabé de Arteaga, salmantino; [Antonio] Arrúe [Manuel] Escudero, guipuzcoanos.

En el Boletín de las Cortes apareció un proyecto de ley del Gobierno sobre “Secretos Oficiales”. Aunque los Estados tienen que proteger con el secreto lo que puede afectar a su seguridad, sin embargo en esta ocasión, lo que pretendía era amordazar a los medios de comunicación. Vi esto claramente y las razones que había para oponerse tanto de principio cuanto de oportunidad, ya que una postura en esa dirección atraería la simpatía de los profesionales de la noticia. En consecuencia, preparé una enmienda a la totalidad y, además, incité a Esperabé de Arteaga y a Marrero Portugués, canario, para que, a su vez, formularan sendas enmiendas con el mismo carácter al objeto de atacar el proyecto de ley desde tres ángulos.

La publicidad de estas tres enmiendas fue sonada, coreándola la Prensa y la Radio como era de esperar. Esto concentró aún más las miradas de la opinión sobre aquellos temerarios “trashumantes” que traían el viento fresco de la independiente montaña al páramo.

Llegó el momento en que las tres enmiendas a la totalidad tenían que ser defendidas oralmente en las Cortes, en el seno de la Comisión de Leyes Fundamentales, siguiendo un orden de presentación. Era nuestra primera actuación parlamentaria, después de la toma de posesión del cargo. La expectación por parte de los compañeros y de la Prensa era enorme. La sala en que se reunía la Comisión más destacada de las Cortes estaba repleta. Repleta de “grandes saurios”, como así se llamaba a sus componentes, gentes muy calificadas del Régimen y, al mismo tiempo, muy categorizadas profesionalmente, en su gran mayoría. Presidía esta Comisión Joaquín Bau Nolla [18]. Junto a él los miembros de la Ponencia encargada de estudiar y defender el proyecto de ley, a cuyo frente estaba Emilio Lamo de Espinosa, hombre del Régimen, frío, anguloso, de corte florentino o maquiavélico, a mi parecer.

En su intervención, Espinosa mantuvo el texto del proyecto y criticó las enmiendas de totalidad. En síntesis, para él, la Ley de Secretos Oficiales que había presentado el Gobierno venía a traer la seguridad que se precisaba, había que aprobarla y rechazar las enmiendas a la totalidad que los enmendantes habíamos defendido oralmente.

A continuación tres o cuatro Procuradores apoyaron a la ponencia. No recuerdo más nombre que del de Pío Cabanillasy no porque sus palabras fuesen brillantes, sino por su impertinencia.

Pío Cabanillas Gallas
Cabanillas era de estatura corriente, más bien baja, grueso, de pelo negro y rizoso, era gallego y ejercía, agudo de pensamiento, aunque en esta ocasión no lo acreditara. Venía ostentando el cargo de Procurador gubernativo desde que en 1941 comenzaron a funcionar las Cortes. Los términos de su intervención fueron los siguientes: «—Ya hemos oído a estos nuevos Procuradores y nosotros ¡qué íbamos a hacer! Lo que hemos hecho, que es escucharles con indulgencia y con caridad».

Se sumó a la Ponencia y se sentó. Yo estaba sentado tras de él, en la bancada inmediata, junto a Esperabé de Arteaga Marrero Portugués. A mi derecha, a lo largo de otro banco tapizado, estaban los periodistas que informaban de la Comisión. Pegué en la espalda, suavemente, a Cabanillas y, ante su sorpresa, le dije: «— Luego voy por usted... ». Los periodistas, que no estaban acostumbrados a esas reacciones, se frotaban las manos ante la réplica que se avecinaba.

Pedí a la Presidencia la venia para intervenir en turno de réplica y me la concedió. Estaba tranquilo. Primero contesté a la Ponencia precediendo mis palabras de una ironía, acogida con rumores: «—Tanto énfasis ha puesto el Sr. Lamo de Espinosa en su afirmación de que el proyecto de ley viene a traer a España la seguridad que se precisaba, que ello hace pensar que hasta ahora hemos estado en plena inseguridad».

José-Ángel Zubiaur Alegre
Terminada mi contestación a la Ponencia, seguí diciendo: «—Y ahora voy a ocuparme de las inconvenientes palabras del Procurador Sr. Cabanillas, por las cuales no le guardo ningún rencor, es más ya las he olvidado».

Al llegar a este punto Cabanillas volvió la cabeza y yo le extendí la mano, ante la sorpresa general. 

Continué: «—Pero como vamos a estar juntos aquí durante cuatro años, conviene que pongamos los puntos sobre las íes desde el primer día. El Sr. Cabanillas refiriéndose a los enmendantes de totalidad ha dicho: estos “nuevos Procuradores”. Lo que es cierto, porque todos hemos jurado el cargo el mismo día, que yo sepa. La única diferencia está en cómo hemos venido a las Cortes: Él por vía del “dedo”, nosotros por la de la representación popular. Es por eso que estamos dispuestos, en todo momento, a escuchar las alabanzas o críticas de la opinión de los electores. A lo que no estamos dispuestos es a que se nos trate con indulgencia y con caridad. Lo que lamentablemente ha sucedido aquí es que el Sr. Cabanillas ha confundido las Cortes Españolas, supremo órgano legislativo nacional, con una Institución de Beneficencia».

El estupor general de la Sala hizo crisis en rumores y en gestos de asentimiento. La intervención de Cabanillas no había gustado, en general, como, al final de la reunión, me manifestaron algunos Procuradores, entre ellos el Presidente de la Comisión, Joaquín Bau. Al siguiente día, me llamó el Presidente de las Cortes, Iturmendi [19], a su despacho y me dijo que se había enterado de la intervención de Cabanillas en la sesión de la Comisión de Leyes Fundamentales y le había llamado a su despacho para hacerle ver lo impertinente que había sido y que eso no se podía repetir. A mí me dijo Iturmendi: «—Ayer entró usted por la puerta grande de esta Cámara». Lo cierto es que ese mismo día [el diario] ABC me dedicó su portada.

http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1968/02/28/001.html

Pasado el tiempo me enteré de los entresijos y precedentes de la intervención de Cabanillas.

Fue en el palacete de la Trinidad, donde solían reunirse los gerifaltes de Movimiento. Allí consideraron que era preciso apagar los fuegos de los “trashumantes” y para ello pensaron con que nada mejor que silenciarnos para siempre en la primera actuación que tuviésemos en las Cortes. Su plan era ridiculizarnos, achantarnos y acabar parlamentariamente con nuestros “atrevimientos”, que consideraban insoportables. El comisionado para ello fue Cabanillas.

Y el resultado ha quedado descrito. Sé que Cabanillas, comentando lo sucedido, llegó a decir: «—...Y me la tuve que envainar». Cualquiera sabe lo que, vulgarmente, eso significa.

Recuerdo, también, otro hecho significativo. Iba a terminar la IX legislatura y estaban en obras en el palacio de las Cortes, por lo que nos trasladamos al del Senado. Estando en el pasillo del salón de sesiones Auxilio Goñi y yo, se nos acercó Pío Cabanillas para manifestarnos su estima y consideración: «—En estos cuatro años de convivencia os he conocido bien y os digo que aquí tenéis un amigo de quien me gustaría que os acordarais si es que en alguna ocasión necesitarais algo».

Era la actitud del caballero.





[1]Archivo Zubiaur-Mayans. Fondo Zubiaur. JAZA-Cortes-1968-28-II. 
[2]El Gobierno estaba formado por Adolfo Díaz-Ambrona Moreno, José Daniel Lacalle Larraga (militar), Fernando María de Castiella, Faustino García-Moncó, Manuel Lora-Tamayo, Camilo Menéndez Tolosa (miliar), Camilo Alonso Vega (militar), Juan José Espinosa San Martín, Gregorio López-Bravo, Manuel Fraga Iribarne ( en la cartera de Información y Turismo), Antonio María de Oriol y Urquijo, Pedro Nieto Antúnez (militar), Federico Silva Muñoz, Laureano López Rodó, José Solís Ruiz, Jesús Romeo Gorría y José María Martínez y Sánchez-Arjona. Como Vicepresidente, Luis Carrero Blanco.
[3]A la sazón Presidente del Sindicato Nacional de Banca, Bolsa y Ahorro y procurador en Cortes desde la I legislatura
[4]Procedente del diario Arriba, órgano de FET y de las JONS, del que sería su director durante la legislatura.
[5]El Alcázar, Madrid, 4 de abril de 1968.
[6]Un personaje de la historia de España del último siglo. Entonces era consejero Nacional del Movimiento por designación del Jefe del Estado, como en las tres últimas legislaturas, y luego  ministro Secretario General del Movimiento entre 1969 y 1974. Sería vicepresidente del Gobierno durante 11 días entre 1973 y 1974, presidente del Gobierno interino en 1973, presidente de las Cortes Españolas y… finalmente, demócrata de toda la vida, como resultó ser al no pertenecer a ninguna de las “familias” del Régimen. Es de notar que desde 1969 fue profesor de Derecho Político, mentor y consejero del príncipe Juan Carlos de Borbón. 
[7]Procurador representante de la Familia por Las Palmas.
[8]Procurador representante de la Familia por Salamanca
[9]Periodista alavés, elegido por la Federación de Asociaciones de la Prensa. Procedía de FET y de las JONS y fue director del diario El Alcázardurante la IX legislatura de las Cortes.
[10]Procurador representante de la Familia por Ceuta.
[11]Procurador representante de la Familia por Valladolid.
[12]Procurador representante de la Familia por Guipúzcoa.
[13]Consejero Nacional del Movimiento por Ávila en las cinco últimas legislaturas y director del diario vespertino Pueblo, propiedad de los sindicatos verticales.
[14]Era Consejero Nacional del Movimiento designado por el Jefe del Estado.
[15]Cfr. diarios Madrid,4 de abril y Nuevo Diario, 5 de abril de 1968.
[16]Pontevedra, 1923-Madrid, 1991
[17]Mi padre se confunde en este punto por cuanto que la candidatura estaba formada por Jesús Ezponda y Alfredo Les.
Jesús Ezponda Garaicoechea (Iribas, 1928-Pamplona,2004), abogado, intendente mercantil y censor jurado de cuentas. Presidente de la Federación Sindical del Comercio, presidente de Químicas y vicepresidente del Sindicato Provincial de Navarra de Actividades diversas. Concejal y Teniente de Alcalde de Pamplona por el tercio sindical en 1967. «En octubre de 1967 presentó, junto con Alfredo Les Floristán, su candidatura a procurador en Cortes por el Tercio de Representación Familiar, enfrentándose a la auspiciada por los carlistas, formada por Auxilio Goñi y José Ángel Zubiaur, que a la postre resultó vencedora. Era la primera ocasión en que el régimen franquista contemplaba una elección de representantes por sufragio directo. Goñi y Zubiaur triunfaron claramente, con 45.868 y 45.469 sufragios respectivamente, mientras que Ezponda y Les obtuvieron, a su vez, 29.820 y 28.230».(<http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/ezponda-garaicoechea-jesus/ar-149750/> [Consulta 31 de agosto de 2018]
Alfredo Les Floristán, nacido en Arguedas, ingeniero de caminos, canales y puertos, fue nombrado en 1968 Comisario Central de Aguas, posteriormente Director General de RENFE. José Carlos Clemente (Historias de la transición: el fin del apagón, 1973-1981. Fundamentos, Madrid, 1994, p. 79) lo implicará en la operación que organizó Fraga Iribarne para acabar con el carlismo “huguista”: «También el exdirector de RENFE, Alfredo Les Floristán, en una visita a la Zarzuela, es invitado Por Juan Carlos a que aporte con sus influencias y asistencia personal, la campaña “Reconquista” de Montejurra: “Hay que apoyar como sea a Sixto”, son sus palabras»
[18]Consejero Nacional del Movimiento designado por el Jefe del Estado. Presidente del Consejo de Estado.
[19]Antonio Iturmendi Bañales (Baracaldo, 1903-Madrid,1976) era carlista de los que aceptaron la unificación con Falange Española y de las JONS. Abogado del Estado, hizo carrera dentro del Régimen como gobernador civil, subsecretario de Gobernación, ministro de Justicia y presidente de las Cortes. Se da el caso de que con motivo de los “sucesos de Begoña” (1943) fue uno de los firmantes del manifiesto que Rodezno, Fal Conde y Lamamié de Clairac dirigieron a Franco, en el que le decían que la Monarquía que había que restaurar no era la liberal sino la tradicionalista.

viernes, 10 de agosto de 2018

Pensar cabronadas


Hay veces que de tanto rodar las anécdotas en nada se parecen a la realidad, mezclando personajes, circunstancias y lugares. Recuerdan al manido chiste del almirante que manda formar en cubierta a la marinería, para observar un eclipse de luna.

Auxilio Goñi
La anécdota a la que me refiero, que no llegó a incidente, tuvo lugar en algún momento del inicio de la IX Legislatura de las Cortes Españolas (1967-1971), entre Auxilio Goñi Donázar y el general Carlos Iniesta Cano en presencia de mi padre José-Angel Zubiaur Alegre, quien me la transmitió tal cual muerto de la risa. Goñi y Zubiaur, Zubiaur y Goñi, tanto monta monta tanto, ya se habían significado clara y decididamente enfrentados al poder franquista desde la legalidad del propio régimen imperante. Esto desquiciaba a los conspicuos Procuradores y a los Consejeros Nacionales del Movimiento, sustentadores del mismo. No digamos al Presidente de las Cortes.

Goñi y mi padre, carlistas de pura cepa, requetés y amigos desde la niñez, formaban un tándem demoledor. Ambos tenían experiencia política previa a su elección como Procuradores en Cortes de Representación familiar por Navarra. Siempre electos, nunca designados, y a la contra del Movimiento, o sea de la Jefatura de FET y de las JONS. Mi padre, de talante serio, aunque afable, era demoledor en sus argumentaciones jurídico-políticas. Por su parte, Auxilio Goñi, químico de profesión, era más rocerodecimos en Navarray festivo, la estampa generosa y amable de la bonhomie que rápidamente empatiza con cualquiera; con reflejos prontos, gran fumador de “cigarricos” (largos, rubios de LM) y adicto cafetero. Ambos tenían una gran capacidad de trabajo y se debían desde su ideología carlistaa quienes los eligieron. Juntos producían un efecto devastador entre las filas del stablishment político, que por ser mayores en número, que no por razones, los arrollaban.

Goñi tenía, además, alguna otra particularidad. Además de su inusual nombre propio —de un mártir cristiano del siglo II—, tenía dextrocardia o el corazón apuntando al lado derecho, afección congénita sobre la que contaba divertidas anécdotas. Pero sobre todo, tenía la rara habilidad de descabezar«un sueñecito»en cualquier lugar y postura con solo proponérselo, que le recuperaba del cansancio acumulado. Se parecía en esto a Napoleón Bonaparte, quien rotundamente afirmaba: «…el sueño viene cuando se le ordena»[1].

Pues bien, la anécdota transcurrió en el escenario del bar de las antiguas Cortes, actual Parlamento. Mi padre y Auxilio están sentados en los viejos butacones bebiendo un refresco mientras comentan las incidencias de la sesión y repasan las notas tomadas. Goñi empieza a cabecear en su butacón hasta quedar en estado de sueño vigilante, «como los perros» me explicó mi padre, quien siguió sumido entre sus papeles. En estas entra ruidosamente en el bar Carlos Iniesta Cano, un tipo echao p’alante, general del Ejército, brusco en sus decires, que acababa de dejar la dirección de la Academia General Militar de Zaragoza para ser designado Consejero Nacional del Movimiento por la ciudad de Ceuta. Africanista desde el inicio de su larga carrera militar, había servido en Regulares Indígenas de Tetuán, pero al iniciarse la guerra civil 1936-39 pidió el ingreso en la Legión, sirviendo en la 4ª bandera de la 13ª división, la llamada “Mano negra”, de temible reputación[2].

Pues bien, al verlo medio dormido Iniesta se dirige directamente hacia su presunta víctima y dándole una enérgica palmada en el hombro le pregunta en voz puesta y de sopetón:

«—¿Qué haces Auxilio?» A lo que éste le responde en el mismo tono, como si fuera un muelle:

«¡Pensar cabronadas!»

Digna respuesta y en sus propios términos a un general, que sin duda pretendió sobresaltar al somnoliento Auxilio, que pareciera le esperaba como un doberman venteando a su presa.

La cosa no pasó de carcajadas cuarteleras generalizadas, porque cada cual sabía el lugar que le tocaba en la feria. A Iniesta en el “bunker”. En noviembre de 1976 fue uno de los 59 Procuradores en Cortes que votó negativamente a la Ley de Reforma Política con la que se liquidó el Movimiento.


[1]Según Georges LEFÈBVRE, Napoleon. Ed. Felix Alcan, coll. Peuples et civilisations, 1935, reed. 1955.
[2]El lema de la división era «Contra la mano negra no hay dios que pueda». “Mano negra” viene a designar en español a quien no juega con arreglo a las reglas establecidas, es turbio, se mueve en la oscuridad o hace trampas.