sábado, 1 de septiembre de 2018

Ni Pío Cabanillas


Entre la documentación de  José-Ángel Zubiaur Alegre, mi padre, se encuentran [1] ocho folios manuscritos y firmados el 12 de octubre de 1991, en los que da cuenta, bajo el título Pío Cabanillas en su época de complaciente procurador en Cortes, del incidente protagonizado por ambos en la Comisión de Leyes Fundamentales y Presidencia,  nada más empezar la IX legislatura de las Cortes Españolas del período que se ha dado en llamar “franquista” de nuestra reciente historia (1939-1975).

Se evoca en ellos la discusión en el seno de las Cortes del Proyecto de Ley de Secretos Oficiales de 1968, cuya autoría se atribuía sin dudarlo al equipo de Manuel Fraga Iribarne. Tras su aprobación por el Gobierno [2], fue remitido a las Cortes para su estudio y en su caso enmienda en la expresada Comisión. La ponencia encargada de ello estaba presidida por Emilio Lamo de Espinosa [3]. El incidente que se narra tuvo lugar el primer día de debate en la tan repetida Comisión, es decir el 28 de febrero de 1968.

Todas las enmiendas presentadas al proyecto, tanto a la totalidad como al articulado fueron rechazadas, excepto la formulada por Jaime Campany y Díaz de Revenga, que a su condición de Procurador Familiar  por Murcia unía la de acreditado periodista [4]. Campany enmendaba el párrafo 2º del artículo 4 del proyecto, referente a la competencia de los gobernadores civiles para calificar asuntos como secretos oficiales, y obtuvo el número suficiente de votos en la Comisión como para ser defendida ante el Pleno de la Cámara.  “Rotundo en sus consideraciones, aplastante en su lógica” con “argumentos [...] incontestables” calificaba su enmienda el editorialista del diario El Alcázar.[5]

Quien, a su vez, defendió en el Pleno el dictamen de la Comisión, que no se alejaba del proyecto del Gobierno, fue Torcuato Fernández Miranda [6]. La enmienda al artículo pasó a mejor vida y el dictamen fue aprobado como ley con 259 votos a favor y 78 en contra, entre los que se contaban el del propio Campany, Marrero Portugués [7]Esperabé de Arteaga [8]Zubiaur Alegre, Lucio del Álamo [9]Serafín Becerra [10]Joaquín Luaces Saavedra [11]Antonio Arrúe Zarauz [12], es decir de procuradores “transhumantes” y algunos otros. Se dio el caso de que otros periodistas votaron afirmativamente a la ley, como Emilio Romero [13], director de Pueblo, con quien Campany medió palabras en los pasillos, mientras que Torcuato Luca de Tena, de ABC [14], estaba precisamente ausente.[15]

La ley 9/1968, de 5 de abril, de Secretos Oficiales fue publicada por el Boletín Oficial del Estado número 84, de 6 de abril, con entrada en vigor al día siguiente de su publicación. Esta ley es la todavía vigente. Sufrió una modificación por la ley 48/1978, de 7 de octubre (BOE nº 243, de 11 de octubre de 1978) y está pendiente estos días en el Parlamento una proposición de ley del Partido Nacionalista Vasco para su reforma.

Sigue la transcripción de los folios de que se trata, debiendo advertir al lector que las notas son de quien los edita.


SOBRE PIO CABANILLAS EN SU ÉPOCA DE COMPLACIENTE PROCURADOR EN CORTES

¡Ha fallecido Pío Cabanillas Gallas[16] Que Dios lo tenga en su gloria. Ahora todo son elogios. No seré yo quien se los discuta y escatime. Que respondan de ello los firman antes. Yo lo conocí en las Cortes Españolas, en la legislatura de 1967-1971, en la que yo estaba como representante de Navarra, elegido por los Cabezas de Familia, en la primera ocasión en que éstos fueron al Palacio de la Carrera de San Jerónimo, después de haber derrotado a la candidatura gubernativa de Ezponda y  Uranga.[17] 

Mi compañero de escaño era Auxilio Goñi. Ambos habíamos “metido mucho ruido” desde que el pueblo nos eligió hasta que fuimos a las Cortes, en Madrid. Las Cortes, constituidas desde 1941 [en realidad desde 1942, año en que se promulgó la Ley creativa] con poca variación de personas, estaban fosilizadas en tres tercios: Movimiento, Corporaciones Locales y, ahora, Representación Familiar. Pero en todos ellos funcionaba el “dedo” en los nombramientos, de manera escandalosa. Pero por excepción bien significativa, nos salvamos, a puro de ser fuertes, como dicen los castizos, unos cuantos procuradores familiares, quizá la docena, a los que por ir de acá para allá con rabiosa independencia del Gobierno aun antes de acudir a las Cortes, nos dieron en llamar los “trashumantes”. Motor de esa transhumancia éramos [Auxilio] Goñi [Donázar] y yo, navarros, [Jesús] Esperabé de Arteaga, salmantino; [Antonio] Arrúe [Manuel] Escudero, guipuzcoanos.

En el Boletín de las Cortes apareció un proyecto de ley del Gobierno sobre “Secretos Oficiales”. Aunque los Estados tienen que proteger con el secreto lo que puede afectar a su seguridad, sin embargo en esta ocasión, lo que pretendía era amordazar a los medios de comunicación. Vi esto claramente y las razones que había para oponerse tanto de principio cuanto de oportunidad, ya que una postura en esa dirección atraería la simpatía de los profesionales de la noticia. En consecuencia, preparé una enmienda a la totalidad y, además, incité a Esperabé de Arteaga y a Marrero Portugués, canario, para que, a su vez, formularan sendas enmiendas con el mismo carácter al objeto de atacar el proyecto de ley desde tres ángulos.

La publicidad de estas tres enmiendas fue sonada, coreándola la Prensa y la Radio como era de esperar. Esto concentró aún más las miradas de la opinión sobre aquellos temerarios “trashumantes” que traían el viento fresco de la independiente montaña al páramo.

Llegó el momento en que las tres enmiendas a la totalidad tenían que ser defendidas oralmente en las Cortes, en el seno de la Comisión de Leyes Fundamentales, siguiendo un orden de presentación. Era nuestra primera actuación parlamentaria, después de la toma de posesión del cargo. La expectación por parte de los compañeros y de la Prensa era enorme. La sala en que se reunía la Comisión más destacada de las Cortes estaba repleta. Repleta de “grandes saurios”, como así se llamaba a sus componentes, gentes muy calificadas del Régimen y, al mismo tiempo, muy categorizadas profesionalmente, en su gran mayoría. Presidía esta Comisión Joaquín Bau Nolla [18]. Junto a él los miembros de la Ponencia encargada de estudiar y defender el proyecto de ley, a cuyo frente estaba Emilio Lamo de Espinosa, hombre del Régimen, frío, anguloso, de corte florentino o maquiavélico, a mi parecer.

En su intervención, Espinosa mantuvo el texto del proyecto y criticó las enmiendas de totalidad. En síntesis, para él, la Ley de Secretos Oficiales que había presentado el Gobierno venía a traer la seguridad que se precisaba, había que aprobarla y rechazar las enmiendas a la totalidad que los enmendantes habíamos defendido oralmente.

A continuación tres o cuatro Procuradores apoyaron a la ponencia. No recuerdo más nombre que del de Pío Cabanillasy no porque sus palabras fuesen brillantes, sino por su impertinencia.

Pío Cabanillas Gallas
Cabanillas era de estatura corriente, más bien baja, grueso, de pelo negro y rizoso, era gallego y ejercía, agudo de pensamiento, aunque en esta ocasión no lo acreditara. Venía ostentando el cargo de Procurador gubernativo desde que en 1941 comenzaron a funcionar las Cortes. Los términos de su intervención fueron los siguientes: «—Ya hemos oído a estos nuevos Procuradores y nosotros ¡qué íbamos a hacer! Lo que hemos hecho, que es escucharles con indulgencia y con caridad».

Se sumó a la Ponencia y se sentó. Yo estaba sentado tras de él, en la bancada inmediata, junto a Esperabé de Arteaga Marrero Portugués. A mi derecha, a lo largo de otro banco tapizado, estaban los periodistas que informaban de la Comisión. Pegué en la espalda, suavemente, a Cabanillas y, ante su sorpresa, le dije: «— Luego voy por usted... ». Los periodistas, que no estaban acostumbrados a esas reacciones, se frotaban las manos ante la réplica que se avecinaba.

Pedí a la Presidencia la venia para intervenir en turno de réplica y me la concedió. Estaba tranquilo. Primero contesté a la Ponencia precediendo mis palabras de una ironía, acogida con rumores: «—Tanto énfasis ha puesto el Sr. Lamo de Espinosa en su afirmación de que el proyecto de ley viene a traer a España la seguridad que se precisaba, que ello hace pensar que hasta ahora hemos estado en plena inseguridad».

José-Ángel Zubiaur Alegre
Terminada mi contestación a la Ponencia, seguí diciendo: «—Y ahora voy a ocuparme de las inconvenientes palabras del Procurador Sr. Cabanillas, por las cuales no le guardo ningún rencor, es más ya las he olvidado».

Al llegar a este punto Cabanillas volvió la cabeza y yo le extendí la mano, ante la sorpresa general. 

Continué: «—Pero como vamos a estar juntos aquí durante cuatro años, conviene que pongamos los puntos sobre las íes desde el primer día. El Sr. Cabanillas refiriéndose a los enmendantes de totalidad ha dicho: estos “nuevos Procuradores”. Lo que es cierto, porque todos hemos jurado el cargo el mismo día, que yo sepa. La única diferencia está en cómo hemos venido a las Cortes: Él por vía del “dedo”, nosotros por la de la representación popular. Es por eso que estamos dispuestos, en todo momento, a escuchar las alabanzas o críticas de la opinión de los electores. A lo que no estamos dispuestos es a que se nos trate con indulgencia y con caridad. Lo que lamentablemente ha sucedido aquí es que el Sr. Cabanillas ha confundido las Cortes Españolas, supremo órgano legislativo nacional, con una Institución de Beneficencia».

El estupor general de la Sala hizo crisis en rumores y en gestos de asentimiento. La intervención de Cabanillas no había gustado, en general, como, al final de la reunión, me manifestaron algunos Procuradores, entre ellos el Presidente de la Comisión, Joaquín Bau. Al siguiente día, me llamó el Presidente de las Cortes, Iturmendi [19], a su despacho y me dijo que se había enterado de la intervención de Cabanillas en la sesión de la Comisión de Leyes Fundamentales y le había llamado a su despacho para hacerle ver lo impertinente que había sido y que eso no se podía repetir. A mí me dijo Iturmendi: «—Ayer entró usted por la puerta grande de esta Cámara». Lo cierto es que ese mismo día [el diario] ABC me dedicó su portada.

http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1968/02/28/001.html

Pasado el tiempo me enteré de los entresijos y precedentes de la intervención de Cabanillas.

Fue en el palacete de la Trinidad, donde solían reunirse los gerifaltes de Movimiento. Allí consideraron que era preciso apagar los fuegos de los “trashumantes” y para ello pensaron con que nada mejor que silenciarnos para siempre en la primera actuación que tuviésemos en las Cortes. Su plan era ridiculizarnos, achantarnos y acabar parlamentariamente con nuestros “atrevimientos”, que consideraban insoportables. El comisionado para ello fue Cabanillas.

Y el resultado ha quedado descrito. Sé que Cabanillas, comentando lo sucedido, llegó a decir: «—...Y me la tuve que envainar». Cualquiera sabe lo que, vulgarmente, eso significa.

Recuerdo, también, otro hecho significativo. Iba a terminar la IX legislatura y estaban en obras en el palacio de las Cortes, por lo que nos trasladamos al del Senado. Estando en el pasillo del salón de sesiones Auxilio Goñi y yo, se nos acercó Pío Cabanillas para manifestarnos su estima y consideración: «—En estos cuatro años de convivencia os he conocido bien y os digo que aquí tenéis un amigo de quien me gustaría que os acordarais si es que en alguna ocasión necesitarais algo».

Era la actitud del caballero.





[1]Archivo Zubiaur-Mayans. Fondo Zubiaur. JAZA-Cortes-1968-28-II. 
[2]El Gobierno estaba formado por Adolfo Díaz-Ambrona Moreno, José Daniel Lacalle Larraga (militar), Fernando María de Castiella, Faustino García-Moncó, Manuel Lora-Tamayo, Camilo Menéndez Tolosa (miliar), Camilo Alonso Vega (militar), Juan José Espinosa San Martín, Gregorio López-Bravo, Manuel Fraga Iribarne ( en la cartera de Información y Turismo), Antonio María de Oriol y Urquijo, Pedro Nieto Antúnez (militar), Federico Silva Muñoz, Laureano López Rodó, José Solís Ruiz, Jesús Romeo Gorría y José María Martínez y Sánchez-Arjona. Como Vicepresidente, Luis Carrero Blanco.
[3]A la sazón Presidente del Sindicato Nacional de Banca, Bolsa y Ahorro y procurador en Cortes desde la I legislatura
[4]Procedente del diario Arriba, órgano de FET y de las JONS, del que sería su director durante la legislatura.
[5]El Alcázar, Madrid, 4 de abril de 1968.
[6]Un personaje de la historia de España del último siglo. Entonces era consejero Nacional del Movimiento por designación del Jefe del Estado, como en las tres últimas legislaturas, y luego  ministro Secretario General del Movimiento entre 1969 y 1974. Sería vicepresidente del Gobierno durante 11 días entre 1973 y 1974, presidente del Gobierno interino en 1973, presidente de las Cortes Españolas y… finalmente, demócrata de toda la vida, como resultó ser al no pertenecer a ninguna de las “familias” del Régimen. Es de notar que desde 1969 fue profesor de Derecho Político, mentor y consejero del príncipe Juan Carlos de Borbón. 
[7]Procurador representante de la Familia por Las Palmas.
[8]Procurador representante de la Familia por Salamanca
[9]Periodista alavés, elegido por la Federación de Asociaciones de la Prensa. Procedía de FET y de las JONS y fue director del diario El Alcázardurante la IX legislatura de las Cortes.
[10]Procurador representante de la Familia por Ceuta.
[11]Procurador representante de la Familia por Valladolid.
[12]Procurador representante de la Familia por Guipúzcoa.
[13]Consejero Nacional del Movimiento por Ávila en las cinco últimas legislaturas y director del diario vespertino Pueblo, propiedad de los sindicatos verticales.
[14]Era Consejero Nacional del Movimiento designado por el Jefe del Estado.
[15]Cfr. diarios Madrid,4 de abril y Nuevo Diario, 5 de abril de 1968.
[16]Pontevedra, 1923-Madrid, 1991
[17]Mi padre se confunde en este punto por cuanto que la candidatura estaba formada por Jesús Ezponda y Alfredo Les.
Jesús Ezponda Garaicoechea (Iribas, 1928-Pamplona,2004), abogado, intendente mercantil y censor jurado de cuentas. Presidente de la Federación Sindical del Comercio, presidente de Químicas y vicepresidente del Sindicato Provincial de Navarra de Actividades diversas. Concejal y Teniente de Alcalde de Pamplona por el tercio sindical en 1967. «En octubre de 1967 presentó, junto con Alfredo Les Floristán, su candidatura a procurador en Cortes por el Tercio de Representación Familiar, enfrentándose a la auspiciada por los carlistas, formada por Auxilio Goñi y José Ángel Zubiaur, que a la postre resultó vencedora. Era la primera ocasión en que el régimen franquista contemplaba una elección de representantes por sufragio directo. Goñi y Zubiaur triunfaron claramente, con 45.868 y 45.469 sufragios respectivamente, mientras que Ezponda y Les obtuvieron, a su vez, 29.820 y 28.230».(<http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/ezponda-garaicoechea-jesus/ar-149750/> [Consulta 31 de agosto de 2018]
Alfredo Les Floristán, nacido en Arguedas, ingeniero de caminos, canales y puertos, fue nombrado en 1968 Comisario Central de Aguas, posteriormente Director General de RENFE. José Carlos Clemente (Historias de la transición: el fin del apagón, 1973-1981. Fundamentos, Madrid, 1994, p. 79) lo implicará en la operación que organizó Fraga Iribarne para acabar con el carlismo “huguista”: «También el exdirector de RENFE, Alfredo Les Floristán, en una visita a la Zarzuela, es invitado Por Juan Carlos a que aporte con sus influencias y asistencia personal, la campaña “Reconquista” de Montejurra: “Hay que apoyar como sea a Sixto”, son sus palabras»
[18]Consejero Nacional del Movimiento designado por el Jefe del Estado. Presidente del Consejo de Estado.
[19]Antonio Iturmendi Bañales (Baracaldo, 1903-Madrid,1976) era carlista de los que aceptaron la unificación con Falange Española y de las JONS. Abogado del Estado, hizo carrera dentro del Régimen como gobernador civil, subsecretario de Gobernación, ministro de Justicia y presidente de las Cortes. Se da el caso de que con motivo de los “sucesos de Begoña” (1943) fue uno de los firmantes del manifiesto que Rodezno, Fal Conde y Lamamié de Clairac dirigieron a Franco, en el que le decían que la Monarquía que había que restaurar no era la liberal sino la tradicionalista.