lunes, 19 de noviembre de 2018

Del dicho al hecho


Por fin, no sin cierta prevención, he leído el libro de Mercedes Vázquez de Prada, El final de una ilusión. Auge y declive del tradicionalismo carlista, que obtuvo el XIV Premio Internacional Luis Hernando de Larramendi. Estuve también presente en su presentación en el Nuevo Casino de Pamplona, a la que asistió un buen número de personas de la órbita del carlismo y de la universitaria. Incluso saqué la fotografía que ilustra estas líneas.

Digo con prevención, que no prejuicio, sino suspicacia, porque cuando te narran lo que en gran parte has vivido, la base documental refleja en gran medida la diferencia que hay entre el dicho y lo hecho. Por eso quiero puntualizar algún extremo que me ha llamado fuertemente la atención. 


A partir de la página 322, bajo el epígrafe Elecciones de procuradores familiares dice textualmente la autora que «José María Zavala aprovechó las elecciones de procuradores familiares para fortalecer su política». Añade de su coleto: «A pesar de que los procuradores familiares fueron en su mayoría “oficiales”, llevaron un aire nuevo a las Cortes y realizaron una tarea de cierta oposición al Gobierno, tanto dentro de la Cámara, como a través de las llamadas “Cortes Trashumantes” que se pusieron en marcha el año siguiente.

»Zavala se lanza a hacer una intensa campaña. Él es quien dirige la Comunión mientras Valiente le informa y se pliega a sus decisiones. […] Zavala decide también que las elecciones deben prepararse en Madrid, ya que de hacerlo en provincias sería, en su opinión, perder el tiempo. Para la campaña electoral piensa utilizar El Pensamiento Navarro».

[…]

»Zavala desarrolla una actividad frenética en provincias de cara a las elecciones de procuradores. A pesar de ello, los carlistas serían pronto neutralizados al entrar procuradores franquistas que bloqueaban las propuestas»Y cita en nota al pié de página la Ley Orgánica del Estado (LOE), entera.

[…]

»La presión llega a Valiente por parte de las provincias, que denuncian los manejos de José María Zavala y la situación de crisis en que se halla la Comunión. […]» Y cita los casos de Aragón y Barcelona a partir de dos cartas dirigidas a José María Valiente.

Sigue con Navarra, transcribiendo una carta de Javier Astráin a Valiente, fechada el 17 de octubre de 1967. Escribe la autora: «Desde Navarra Javier Astráin confirma cómo se va cumpliendo el mismo programa. La Comunión no va, según dice, por buenos derroteros: El Pensamiento no ha querido traer la lista completa de las elecciones en los pueblos en los que Zubiaur tenía influencia, como es San Martín de Unx, de donde es su madre y también él se considera como de allí. No le han votado casi a Goñi, también ha tenido una espléndida votación en Corella, feudo del diputado foral anti carlista Asiáin. Por esto se ha evitado la publicación oficial de los datos que el mismo Pascual [a la sazón director del periódico] había prometido y se ha hecho siempre… pero amigo, los “dueños” del periódico, léase Baleztena, querían taparle. Respecto a la candidatura de Fagoaga cree que se retirará, porque no tiene nada que hacer. A pesar de que esta vez tenemos varios compromisarios, tiene muy mal ambiente. Lo que a mi juicio deberían hacer es tratar los candidatos unidos de derribar al gubernamental, Sr. Mosso, no por gubernamental, sino por anti carlista, anti fuerista y liberal. No en balde ostenta el título de conde de Espoz y Mina. Debieran apoyar a García Sáez, muy afín nuestro (sobrino carnal de Joaquín Beunza) que a mi juicio tendrá posibilidades de salir y aunque no tiene filiación política determinada es anti juanista y llegado el caso, iría con nosotros”».


Hasta aquí la cita. Como digo, a mí me gustaría puntualizar algunos extremos sin sacarlos de su propio contexto:

1. «José María Zavala aprovechó las elecciones de procuradores familiares para fortalecer su política». Me imagino a ésta como una pretensión, porque el resultado electoral nacional fue un fiasco para el Carlismo y para la trayectoria que llevaba el “zavalato”.

2. Cierto es que la mayoría de los procuradores familiares fueron “oficiales”, matizando esta palabra en el sentido de que ostentaban cargos oficiales o habían sido patrocinados por la Secretaría General del Movimiento, los Sindicatos verticales, los entes locales, o cooptados por Franco, etc. Pero no es cierta la afirmación genérica de que aquéllos «llevaron un aire nuevo a las Cortes…»pues solo fueron los “trashumantes” (una veintena) quienes lo hicieron, a contrapelo de sus compañeros “estabulados” (95), hasta que fueron reprimidos por el Gobierno. Esos “trashumantes” fueron de raíz carlista y, más concretamente por hacer justicia— estuvieron propulsados por el llamado “grupo de Pamplona” en él figuraban también procuradores no carlistas— que les insufló el que fuera llamado por la prensa “espíritu de Pamplona”.

3. La afirmación «Zavala se lanza a hacer una intensa campaña» electoral se contradice con la última frase del mismo párrafo: «Zavala decide también que las elecciones deben prepararse en Madrid, ya que de hacerlo en provincias sería, en su opinión, perder el tiempo»No es que fuera perder el tiempo, ¡es que por dejadez y porque le venían grandes— no tuvo tiempo para prepararlas!. Lo demuestran los siguientes hechos:

Taimadamente, el 8 de agosto, decretó la Presidencia del Gobierno que las elecciones de procuradores de Representación Familiar tendrían lugar el 10 de octubre siguiente, con lo que los candidatos sólo dispondrían de dos meses para preparar su proclamación como candidatos y hacer campaña electoral. Con tan estrecho margen de tiempo, la Junta Suprema de la CT difundió una nota oficial dirigida a los Jefes Regionales, fechada el 1 de septiembre, en la que animaba a los carlistas a presentarse a dichos comicios, pero a título personal. Había perdido un mes elucubrando acerca de si era o no oportuno concurrir. El 23 de septiembre, desde la Secretaría General enviaron una nota con los “Puntos importantes a tener cuenta” en las elecciones. Entonces solo quedaban 17 días para unas elecciones que nadie podría afrontar, salvo que tuviera una fuerte y perfecta organización y unos jefes que no dudaran. Guipúzcoa le echaban en cara a Antonio Arrúe que “manejaba” las elecciones— y Navarra no esperaron instrucciones. Sólo en ésta, temiendo un pucherazo, pudieron designarse 525 interventores de mesa, aparte de los apoderados. Ni que decir tengo que las Juntas carlistas de Merindad y las locales estuvieron totalmente implicadas. De este modo, gracias a una contundente organización, entre los guipuzcoanos Antonio Arrúe y Manuel María Escudero y los navarros Auxilio Goñi y José-Ángel Zubiaur, más el jerezano Baldomero García, pudieron constituir una minoría carlista, que no podía ser tal porque así lo había decidido la Junta Suprema. ¡5 carlistas entre más de 500 procuradores! Un delito de lesa Comunión.

4.«Para la campaña electoral piensa utilizar El Pensamiento Navarro». Si en ello pensó, hubiera sido una insensatez: ¿Hacer la campaña electoral de pongamos por casoTeruel con un diario de Pamplona, con las limitaciones técnicas que el periódico además tenía? Un pensamiento sandio.

5. La verdad fue que ese frenesí electoral provinciano de Zavala ni se notó. ¿Cómo pudo padecerlo si ya se ha escrito— había determinado «que las elecciones deben prepararse en Madrid, ya que de hacerlo en provincias sería, en su opinión, perder el tiempo»?. Parece contradictorio, creo. En Navarra, desde luego, ni le vimos.

6.«A pesar de ello, los carlistas serían pronto neutralizados al entrar procuradores franquistas que bloqueaban las propuestas». No entiendo qué se quiere decir en esta frase y menos citando la LOE por entero. Neutralizados, es decir anulados, ¿dónde? ¿en las listas electorales?, ¿cómo?, ¿al entrar en qué espacio?, ¿en la Cámara?; ¿bloquear propuestas?, ¿de candidatos?. ¿No será más bien otra cosa?

Para ser candidato, aparte de las condiciones generales exigidas por la ley, se requería ser propuesto por cinco procuradores en Cortes o por mil firmas autenticadas de electores cabezas de familia o mujeres casadas. Recoger y autenticar mil firmas llevaría bastante tiempo y si los procuradores franquistas no querían firmar o ya tenían comprometidas sus firmas… Claro, de ahí el bloqueo. Reitero, por tanto, lo dicho en el punto 3: ¡la Secretaría General Zavala y sus muchachos— llegó tarde para preparar las elecciones!

7. «La presión llega a Valiente por parte de las provincias, que denuncian los manejos de José María Zavala y la situación de crisis en que se halla la Comunión. […]» Es preciso matizar aquí que una cosa era la burocracia de la CT fuertemente criticada— y la línea de gobierno abandonada o que no gustaba a los “zavalistas”— y otra bien distinta  los carlistas, el pueblo soberano. Porque éste estaba en su sitio y entusiasta, como lo demostró en los actos multitudinarios organizados no solo en Montejurra, Quintillo, Valvanera… sino en las conferencias que, por ejemplo, dieron mi padre o Auxilió Goñi, Santiago Coello, o Raimundo de Miguel (cito de memoria) en Baleares, Madrid, Valladolid, Bilbao, Valencia… a gentes absolutamente enfervorecidas. De ahí la crítica a la ausencia de “jefes” que les condujeran. La Junta Regional del Reino de Valencia, por ejemplo, protestó ante el propio don Javier de Borbón por el “zavalato”, pero mantuvo una perfecta organización, unos magníficos medios de difusión, disciplina y lealtad a las ideas.

8. Sobre las alusiones a Navarra a partir de la carta de Javier Astráin a José María Valiente, distingo dos partes. Una primera en la que se refiere a la organización de la CT en Navarra y otra en que da cuenta de las elecciones de procuradores familiares. Hay que poner en claro que en esa fecha Astráin ya no era Jefe Regional de Navarra, sino Miguel de San Cristóbal Ursúa.

Sobre la organización de la CT en Navarra Astráin no dice la verdad, porque sabía que era cuasi perfecta. Mi padre recibió en 1955 el encargo regio de poner orden en ella, como lo hizo. Ello le granjeó sinsabores con el entonces Jefe Regional Joaquín Baleztena, especialmente cuando, después de un vacío de poder, se designó Jefe Regional a Javier Astráin, de cuya Junta era Secretario José-Ángel Zubiaur Alegre. Esto lo debería recordar la autora, porque intervino al parecer-- en la elaboración de la ficha biográfica de Javier Astráin Baquedano, que publica el blog de la Real Academia de la Historia, donde se dice justamente lo contrario.[1]

Acerca de las elecciones Astráin tampoco dice la verdad y se arma además un lío. Su carta está fechada el 17 de octubre de 1967, es decir, 7 días después de haberse celebrado los comicios, por lo que sabía su resultado: triunfó la candidatura carlista con un amplio margen sobre los patrocinados gubernamentales. Contra lo que dice, las listas con los resultados, pueblo por pueblo, fueron publicadas por El Pensamiento Navarro.




[1]Dbe.rah.es/biografías/65166/francisco-javier-astrain-baquedano. [consulta del 19 de noviembre de 2018] Esta nota no resulta del todo cierta porque mezcla tiempos, encargos y realizaciones.

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